
La idea de esta muestra era poder representar la reciente metamorfosis de esta metrópolis colombiana en la que se han levantado infinidad de edificios públicos y viviendas privadas. En la exposición, formada por instalaciones, se ha cuidado su vertiente sostenible y la alta calidad de los materiales.
Se trata de una exposición desmontable, transportable, disponible y desplegable en cualquier lugar de la ciudad y el país, resistente al sol y al agua, y a cargas de viento lateral de 150Km/h que protegiera 10 pantallas de video de 42”, que atendiera 6000 personas en 3 días, reconocible a la distancia, mutable, que tuviera la posibilidad de tener una sala de descanso, almacenar y distribuir 12.000 tomos de catálogos, albergar piezas gráficas tales como infogramas, imágenes, datos estadísticos impuestos, tablas comparativas, albergar dos esculturas monumentales de Fernando Botero cada una de ellas de 2 toneladas, un montaje reciclable, que diera respuesta a una narrativa retrospectiva y prospectiva que mostrara la historia, desarrollo, cambio y transformación de la ciudad. La muestra sigue un guión con el siguiente lema: "Medellín, del miedo a la esperanza". Todo esto debía entrar en operación en 30 días, incluyendo el montaje.